Ajustes para cerrar brechas de rendimiento en soja
AAPRESID, abordó este problema en el marco de una jornada organizada por la Regional Videla. Analizó las causas que generan diferencias entre los rendimientos potenciales y los actuales en la zona, así como los ajustes necesarios para reducirlas.
En este marco, expresó que para cerrar brechas de rendimiento en soja es necesario trabajar sobre la materia orgánica, el agua, los cultivos antecesores y la fecha de siembra.
“Los estudios en la zona revelan que los rendimientos alcanzables se sitúan entre 38 y 40 quintales/hectárea, entre 10 y 13 qq/ha por encima de los rindes actuales (brechas de entre el 27% y el 33%)”, subrayó el profesional, quien fue parte de un panel de disertantes durante una jornada UPA en el predio de la Sociedad Rural de San Justo.
El ingeniero agrónomo Andrés Madías, agregó que “aunque las precipitaciones son el principal factor determinante de los rendimientos, existen otros aspectos clave para reducir estas brechas, especialmente aquellos relacionados con el manejo de los lotes”. Entre ellos, remarcó la elección de la fecha de siembra y grupos de madurez, los niveles de nutrientes como fósforo y zinc en el suelos, así como los tipos de agricultura y los aportes de materia orgánica.
Impacto de la materia orgánica y buena utilización del agua
El asesor se refirió a la importancia de los niveles de materia orgánica en los suelos, que, aunque determinados por la mineralogía y factores que facilitan la degradación del carbono, pueden mejorar significativamente con prácticas como la siembra directa y la rotación de cultivos. “Según los estudios, cada punto de mejora en la materia orgánica del suelo puede traducirse en un incremento de entre 3,5 y 4,3 quintales de rendimiento”, precisó.
En cuanto a la eficiencia en el uso del agua relacionada con los sistemas de labranza, comparó la captación de agua de lluvia en suelos bajo barbecho vs. con cultivos de servicios, comprobándose que estos últimos tienen una mayor capacidad de retención de humedad. “Hay una diferencia de cerca de 10 milímetros a favor del segundo», y agregó “se pierden entre 60 y 110 kg por hectárea de rinde por cada 10 milímetros de agua no captada”
Selección de variedades y antecesores
Madías señala que la interacción entre genotipo y variedad influye en un 8 a 10% de los resultados, dependiendo del ambiente y las problemáticas específicas, destacando que en los últimos seis años el 95% de las variedades sembradas corresponden al grupo seis.
Otro factor clave del rinde es la correcta elección de la fecha de siembra es igualmente fundamental. “Un análisis de más de 8,000 lotes muestra que la ventana óptima para sembrar soja en esta zona se sitúa entre el 20 y 25 de noviembre. Sembrar después del 8 de diciembre podría reducir el rendimiento con pérdidas promedio de entre 35 kg/ha/día”.
Otro tema es el cultivo antecesor. “Hay estudios que revelan que las sojas antecedidas por maíz muestran mejores rindes que aquellas que vienen de soja”. Este dato cobra relevancia esta campaña, donde la chicharrita redujo el área destinada a maíz, pero donde los cultivos de servicios se presentan como una alternativa eficaz en la rotación con soja.
El agrónomo enfatizó que no solo es crucial ajustar las prácticas de manejo, sino también permitir que el sistema agrícola tenga el tiempo necesario para mostrar los cambios en el suelo. Esto es fundamental para maximizar el potencial de los cultivos y mejorar la estabilidad de los sistemas de soja. El manejo del sistema es un proceso a largo plazo que implica diversificar cultivos y optimizar el uso de recursos como la radiación, el agua y los nutrientes.
Fuente:Apresid