Proyectan caída para la siembra de maíz en Argentina
Un relevamiento de precampaña realizado por la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, estima que habrá una caída en la superficie de siembra respecto a la anterior campaña. Las proyecciones región por región en Argentina y cómo jugará el clima su partido.
El escenario general descripto por la entidad muestra una tendencia negativa, aunque heterogénea en términos de superficie a implantar en las diferentes zonas productivas de Argentina, vinculada a: la variabilidad de los rindes recolectados durante el ciclo previo, un nivel de reservas muy ajustadas en el inicio de la ventana de siembra temprana del cereal, una relación insumo/producto más desfavorable en relación a campañas pasadas, y un aumento importante de los costos que disminuye los retornos en un ambiente de alta incertidumbre y aumenta la competencia directa de cultivos con menores requerimientos de inversión, como la soja de primera, especialmente en el centro del área agrícola.
Frente a este panorama, se proyecta una superficie total destinada al maíz con destino grano comercial de 7.500.000 hectáreas para la nueva campaña, sujeta a la evolución de las variables económicas y climáticas (lluvias, temperaturas, etc.) durante toda la extensa ventana de siembra (agosto, hasta inicios de febrero en el norte del país).
Es importante mencionar que se realizaron ajustes en la superficie destinada al cereal en el ciclo 2021/22 luego de realizar clasificaciones supervisadas de toda el área agrícola argentina.
Este trabajo mostró un número mayor de hectáreas implantadas con maíz por lo cual, la superficie final de maíz con destino grano comercial asciende a 7,7 MHa. En términos relativos tomando en cuenta esta nueva estimación, la actual proyección refleja una reducción interanual del área sembrada del -2,6% (es decir, unas 200.000 hectáreas por debajo de la campaña previa) y un incremento del 7 % en comparación al promedio del último quinquenio.
Escenario Regional
Tomando en cuenta las variables relevadas durante el mes de julio y las primeras semanas de agosto, el escenario es negativo para el cereal de verano a nivel nacional, pero al mismo tiempo muy heterogéneo cuando se analiza a nivel regional.
En el centro del área agrícola, se menciona a la competencia por costos con el cultivo de soja y las reservas ajustadas de humedad como los principales motivos para disminuir el área destinada al cereal. En cambio, hacia el norte del país los rindes registrados durante el ciclo 2021/22 y la necesidad de mantener rotaciones equilibradas sostienen la intención de siembra.
En el sur del área agrícola, la superficie que no pudo ser sembrada con cultivos de fina, podría tener como destino la siembra de girasol o maíz, relegando a la soja como tercera opción. La evolución del área destinada a maíz, y la relación temprano/tardío, estará supeditada principalmente a la evolución de las lluvias durante los próximos meses.
Escenario climático 2022/23
Por segundo otoño consecutivo, las lluvias registradas en gran parte del área agrícola se mantuvieron por debajo de los promedios históricos provocando una disminución de la humedad en los perfiles. Estas condiciones favorecieron la cosecha de la campaña 2021/22, pero dejan el inicio del ciclo 2022/23 con niveles de humedad en el suelo alejados de los valores óptimos para la siembra del cereal. A pesar de esto, las últimas semanas se relevaron lluvias en el este del país que marcan un alivio temporal en el escenario, aunque son necesarios nuevos eventos para asegurar los planes de siembra tempranos.
En el este del área agrícola nacional, ya se comenzaron a relevar las primeras incorporaciones de lotes tempranos del cereal. Al día de hoy, los niveles de humedad en los perfiles muestran una heterogeneidad mayor en comparación a la campaña previa en gran parte de la región.
Particularmente en el centro de la provincia de Santa Fe y norte de la provincia de Buenos Aires, los niveles de humedad en los perfiles se encuentran muy ajustados por lo que son necesarias lluvias importantes durante las próximas semanas para cambiar la situación.
Por otro lado, hacia el oeste del área agrícola nacional, las reservas en los perfiles son bajas en gran parte de la región. En comparación a la situación a igual momento de la campaña previa, los niveles de humedad a la misma fecha son aún más ajustados. La característica principal de esta región del área agrícola radica en el diferimiento del inicio de la siembra hacia fechas tardías (diciembre/enero) por lo cual aún se cuenta con varios meses para aumentar los niveles de humedad en los suelos.
De acuerdo con el pronóstico de precipitaciones de nuestro último informe agroclimático estacional, durante el trimestre septiembre/octubre/noviembre las precipitaciones retornaran al este y parte del oeste del área agrícola nacional. Estas lluvias mejorarían las reservas hídricas para la incorporación de lotes tempranos en las provincias de Santa Fe, Buenos Aires y Entre Ríos; y apuntalarían los primeros estadios fenológicos del cereal. En el caso del oeste del área agrícola, las lluvias mejoran las condiciones para realizar los barbechos.
Por otro lado, para el trimestre diciembre/enero/febrero el pronóstico estacional señala que las lluvias retornaran a toda el área agrícola nacional. De darse este escenario, las reservas hídricas mantendrán buenos niveles en los momentos donde parte del cereal estaría transitando su período crítico. Hacia el norte del país, se registrarían los mayores volúmenes acumulados de precipitaciones apuntalando de esta manera las siembras de verano del cereal y las primeras etapas vegetativas.
Como resumen de las perspectivas climáticas, el paso de un escenario de Niña a uno Neutral durante los próximos meses será crucial para el cultivo. Tanto los planteos tempranos como los tardíos requerirán de las lluvias pronosticadas para asegurar una buena implantación y transitar el período de definición de rendimiento sin perder potencial productivo. Junto con las precipitaciones, será importante censar las temperaturas máximas durante el verano para evaluar un potencial estrés termo-hídrico.
Fuente;BCBA