Pilares para reducir las brechas de rendimiento en Maíz
Nutrición y sanidad en maíz: pilares para reducir las brechas de rendimiento,el aumento futuro de la producción de maíz depende fundamentalmente de lograr mayores rendimientos. ¿Cómo acercarse al potencial por vía del manejo, la nutrición y la sanidad?. Los especialistas coinciden en que los rendimientos medios se hacen más estables cuando los cultivos están bien nutridos. Estos temas fueron considerados en el reciente Congreso Maizar 4.0.
La futura oferta de productos agrícolas dependerá en 9% de una mayor área cultivada, en16% de una intensificación del uso de la tierra, y en 75% de un incremento de los rendimientos, ya sea por un aumento del potencial o por un cierre de brechas.
Esto es, que el rendimiento promedio del productor se acerque al rendimiento potencial, resolviendo las limitantes de nutrientes, malezas, plagas y enfermedades, explicó Juan Pablo Monzón, investigador del Conicet.
“En la Argentina, solo reduciendo la brecha, sin aumentar el área, podríamos pasar de 55 a 62 millones de toneladas”.
“La brecha de rendimientos se puede cerrar hasta 20%, porque la incertidumbre, los temas económicos y demás no permiten achicarla más”, dijo.
Para el análisis de brechas, contó que existe un protocolo, que evalúa las zonas agroclimáticas, los mapas de área sembrada, las estaciones meteorológicas, los suelos y sistemas de producción, los modelos de simulación y el rendimiento actual.
Así se puede determinar el rendimiento potencial en secano. Según Monzón, “para el caso del maíz, en la Argentina, solo reduciendo la brecha, sin aumentar el área, podríamos pasar de 55 a 62 millones de toneladas”.
Respecto de las brechas zonales, “el rendimiento de maíz temprano en secano no varía mucho por regiones, pero sí en maíz tardío, que predomina en la Zona Oeste, quizá por menor inversión. En los años de mayor estrés hídrico la brecha es menor”.
Un incremento posible
Según el especialista, la Argentina puede incrementar más de 15 millones de toneladas la producción de maíz con la superficie actual, y dejó algunas conclusiones: el maíz tardío tiene mayor brecha que el temprano; en años de alto potencial, las brechas de rendimiento son mayores; y las zonas de mayor aplicación de tecnología tienen menor brecha.
“Los daños promedio, en el caso de la roya común, que es endémica -dijo el experto- se estiman en 10-20%, y a diferencia del resto puede ser más importante en el maíz temprano que en el tardío. En el caso del tizón, los daños rondan de 20 a 40%, y en las pudriciones de raíz y tallo, de 10 a 30%”.
La roya común (Puccinia sorghi), explicó, tiene 26 razas, ataca solo con rocío, y las condiciones predisponentes son algunos genotipos susceptibles; la escasez de lluvias; la alta humedad relativa; la amplitud térmica; las temperaturas entre 13 y 25 ºC.
Como medidas de manejo, propuso la resistencia genética y control químico guiado por monitoreo, y umbrales de daño económico según un modelo orientativo sobre el número de pústulas, para no hacer aplicaciones innecesarias y por el ambiente. “Trabajamos en fungicidas desde el 2000; hay un aumento de rendimientos por su uso”, señaló.
Sobre el tizón del maíz, que es muy destructivo, hay epidemias desde 2010. El manejo se logra con híbridos resistentes/tolerantes, rotación de cultivos, tratamientos específicos de semillas, monitoreo y umbral de daño económico, y uso de fungicidas, a los que son muy sensibles los patógenos porque el uso es muy bajo y no hay presión de selección.
Fuente : Congreso Maizar